Son House

Son House
Son House

viernes, 10 de junio de 2011

GUY DAVIS: TELLER OF TALES

                                                                          
Hace meses tuve la  fortuna de ver a Guy Davis en un concierto memorable organizado por el infatigable Carey Driscol en Acoustic Music San Diego. La acústica del lugar (un recinto de iglesia con capacidad para unas doscientas personas)  se prestó de manera inmejorable a las resonancias de un artista cuyo registro musical va de lo sagrado a lo profano, del dolor de la orfandad (“Motherless Children”) al "doble sentido" y la picaresca (“Chocolate Man”) a través de interpretaciones que ponen de manifiesto su experiencia de músico curtido en el camino.  Su formación como actor de teatro y televisión (alguna vez fue Robert Johnson sobre un escenario) es evidente a la hora de dirigirse al público o de dramatizar las circunstancias que dieron origen a muchas de sus canciones. Su manejo de la guitarra es impecable, de una economía y efectividad que le debe mucho al estilo de vida que lleva, a la necesidad que tiene el artista itinerante de hacerse de un arsenal de acordes y licks que le permitan pasar de una canción a otra, noche tras noche, sin distraerse en arreglos que pudieran restarle cierta contundencia a la interpretación, pero sin el riesgo de caer en la simplicidad de un repertorio casi  indiferenciado.
   Ahora Stefan Grossman acaba de producirle un dvd –Guy Davis: Teller of Tales (Guitar Artistry Series)- que constituye una soberbia introducción a su mundo musical, con canciones de belleza innegable (“Going Back to Silver Spring”, “HoneyBabe”, “Tell me where the road is”) y de una fuerza rítmica que lo emparenta con Charley Patton y Son House sin menoscabo de su propia personalidad. Aquí la  grabación es en directo y  cada nota es esencial. Los titubeos a la David Bromberg son impensables. Para decirlo con Rory Block: “Better put the guitar down…/if you can’t get the sound.”
   Quizás valga la pena destacar, por último, la importancia de lo comentado por Davis en algunos de los segmentos de entrevista que preceden a cada canción, pues sus relatos van desde el acoso sufrido por sus mayores en manos de grupos supremacistas durante los tiempos de la segregación, hasta la relación más bien conflictiva que muchos miembros de la comunidad negra sostienen con el "country blues". Davis nos recuerda que  la revaloración de los viejos maestros durante la década de los sesentas fue obra de jóvenes blancos, muchos de ellos universitarios, para luego hacer una pausa en la discusión con una frase irreprochable: "La música nos pertenece a todos."

http://youtu.be/GIsqu-18T0Y