Son House

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lunes, 12 de diciembre de 2011

GEOFF MULDAUR EN CONCIERTO


Hace poco más de una semana (sábado 3 de diciembre) tuve el gusto y el privilegio de asistir a un concierto de Geoff Muldaur dentro de la serie que organizan Carey Driscoll y el equipo de AMSD. Y digo privilegio porque el regreso a los escenarios de este músico excepcional no se dio sino hasta hace unos pocos años, y eso sin excluir, para colmo de sus admiradores, un periodo sabático en el que tuvo que lidiar con algunos problemas de salud felizmente superados.
  Decir que Geoff Muldaur es un artista de una vitalidad y una curiosidad inmensas es quedarnos cortos y por mucho. Un vistazo a su discografía pone de manifiesto una sensiblidad que teniendo como centro la música rural norteamericana se orienta hacia otros géneros, diversos y casi contradictorios en apariencia, tendiendo una amplia escala que va del blues primitivo de un Jim Jackson a las baladas altamente sofisticadas de un Lonnie Johnson. Un himno fúnebre de Nueva Orleans, una canción de Vera Hall tomada de una "grabación de campo", un gospel de Blind Willie Johnson tranformado en un "smooth acoustic R&B" y sus propias composiciones son parte de un amplísimo repertorio que en algunas grabaciones se ha enriquecido con  la participación de figuras de la talla de John Sebastian, Jim Keweskin, Suzie Thompson y Cindy Cashdollar.
   Para este concierto, Muldaur echó mano de sus piezas más representativas, las más emblemáticas en años recientes, aderezadas con múltiples anécdotas y agudas observaciones sobre personajes y circunstancias vividas en su periodo de aprendizaje -"Wild Ox Moan ", "Gotta Find Blind Lemmon", "Fishing", "Chicken"- dejando constancia de su saber enciclopédico en lo que respecta a la música norteamericana de comienzos del siglo pasado, así como de sus evidentes dotes de narrador: esa manera que tiene de situar una canción en un contexto entrañable y dotarla de un brillo enorme, de una segunda naturaleza.

  

martes, 20 de septiembre de 2011

Art and Grit de Steve James

                                                                             

"Art and Grit" es el disco de Steve James al que vuelvo con más frecuencia y que no dudaría en recomendar a todos los interesados en la obra de este artista. Y es que las canciones que le dan forma sintetizan de manera impecable las mejores cualidades de este maestro del slide y la mandolina. Su gran técnica instrumental, su nítida reelaboración de los grandes clásicos del repertorio tradicional, las piezas de su propia autoría (en un registro que va de la grave melancolía de "Farewell to the Roses" a la contundencia rítmica y el franco desmadre de "Monkey Man Swing"), embonan bellamente con el trabajo de "ensamble", con aquellas otras canciones en que se luce al lado de virtuosos indiscutibles como Cindy Cashdollar y Bob Brozman. Porque una característica sobresaliente de esta música  es el grado de habilidad instrumental que le exige a sus intérpretes, la capacidad de improvisar y mantener una alternancia en los ritmos que difícilmente puede aceptar la menor vacilación. Estas canciones poseen casi una doble naturaleza: la que el cantante modula guitarra en mano y aquella que los músicos acompañantes van complementando con sus respectivas aportaciones y que brilla en los detalles. Las mandolinas al inicio de "Viola Blues", la sorprendente combinación de mandolina y piano en "Blues Widow",  la guitarra hawaiana en "Downbound Train" (una canción que Chuck Berry reescribió a partir de una melodia "western" tradicional), el lick  inicial de armónica en "Juanita Stomp" sobre un fondo percusivo, todo confabulándose en la creación de un material altamente gozoso ante cual es muy dificil permanecer indiferente.

http://youtu.be/uVdTapKWnHA

martes, 30 de agosto de 2011

DAVID "HONEYBOY" EDWARDS: 1915- 2011


Ayer murió a la edad de 96 años quien fuera considerado el último sobreviviente de los Mississippi Delta Bluesman, el entrañable David "Honeyboy" Edwards.
   Amigo de Robert Johnson y de Big Joe Williams, tuvo el raro honor de estar presente la noche en que el primero fuera envenenado por un lío de faldas y de fijar el relato definitivo, como testigo privilegiado que fue, de aquel triste acontecimiento.  En el plazo inicial de su formación artística deambuló en compañía de Charlie Patton y Tommy Johnson por muchísimos poblados, quedándole de aquellos años un gusto irrefrenable por la vida itinerante, por la actuación en nuevos e insospechados escenarios y los aplausos del público.
   Todavía recordamos con gusto su participación en el documental que John Hammond Jr. realizara en torno a  Robert Johnson: "The Search for Robert Johnson", así como en aquel concierto junto a  Buddy Guy, Ruth Brown y B.B. King: "Lightnin' in a Bottle". Para no hablar de su penúltima presentación hace cosa de tres años en un concierto más de la serie que Carey Driscoll organiza para su Acoustic Music San Diego.
   Verlo tocar esa noche nos hizo sentirnos testigos de una parte entrañable de la historia musical.
  

lunes, 22 de agosto de 2011

JOSH WHITE: COMPLETE RECORDED WORKS 1929-1933


Este disco de Josh White constituye una joya brillantísima en el catálogo del gran músico norteamericano y del blues y el gospel acústico en general. En él se incluyen las grabaciones que un joven White realizara a inicios de los treintas y que a decir de muchos constituyen lo mejor de su obra, afirmación desde luego arriesgada si tomamos en cuenta que su producción discográfica fue extensa y que a lo largo de su trayectoria artística tuvo el tiempo, la energía y el talento necesarios para incursionar en otros terrenos musicales, lo mismo como activista político que como "cantante de protesta." Lo que sí queda claro en estas grabaciones -"Howling Wolf Blues", "Black Evil Blues", "Blood Red River"- es que White ya era un intérprete hecho y derecho, de personalidad carismática y estilo inconfundible, capaz de influir en artistas de la talla de un Blind Boy Fuller -"Low Cotton" era una de las piezas favoritas del gran músico ciego- entre muchos otros. En sus andanzas como lazarillo de John Henry "Big Man" Arnold o de Columbus Williams - "Help the Blind!" era el grito que aquel niño articulaba- se toparía con genios tan notables como Blind Blake y Blind Lemmon Jefferson, siendo William Walker el guitarrista que mayor impresión le causara.  
   Voz, ritmo, intensidad, abundan en esta grabación esencial -otra más- de Document Records.

P.D. No está de más mencionar un clásico de White -"Jesus Gonna Make Up My Dying Bed"- incluido en este disco y del que Ari Eisinger ha realizado una extraordinaria versión recientemente (The Guitar Artistry of Ari Eisinger (Guitar Workshop): sublime.
   También existe una versión de esta pieza a cargo de Bob Dylan que no recuerdo haber oído pero que espero escuchar muy pronto -aparece en su primer disco- aunque sin muchas esperanzas: el "maestro" es famoso por simplificar hasta el absurdo las sutilezas instrumentales de las grandes canciones del blues y por apropiarse intelectualmente de ellas: en uno de sus discos más recientes aparece acreditado como el autor de "Rollin' and Tumblin' "...
http://youtu.be/m8O4C1wcXs0

jueves, 7 de julio de 2011

PAUL RISHELL: DIRT ROAD BLUES

                                 
Quiero recomendar este estupendo DVD a todos los guitarristas interesados en los clásicos del blues acústico. Paul Rishell es un músico talentosísimo con excepcionales dotes de maestro: después de interpretar estupendamente cada canción -algunas con el acompañamiento de Annie Raines en la armónica-, procede a desmenuzarlas y a explicarlas parte por parte, proporcionando invaluables consejos en lo que respecta a la dinámica, el tempo, el rasgueo y el ataque a las cuerdas, entre otras cuestiones técnicas.  El repertorio que brinda es variado y en él se incluyen piezas de Charley Patton, Blind Boy Fuller, Blind Lemmon Jefferson y del propio Rishell. Y aunque el grado de dificultad varía de una canción a otra (algunas son en verdad muy difíciles), siento que alguien con una experiencia mínima de unos dos años en "fingerstyle" podrá sacar gran provecho de una buena parte de este material. Y si no, con disfrutar las interpretaciones de Paul Rishell es más que suficiente.

http://youtu.be/pB7dMqSWg3s

viernes, 10 de junio de 2011

GUY DAVIS: TELLER OF TALES

                                                                          
Hace meses tuve la  fortuna de ver a Guy Davis en un concierto memorable organizado por el infatigable Carey Driscol en Acoustic Music San Diego. La acústica del lugar (un recinto de iglesia con capacidad para unas doscientas personas)  se prestó de manera inmejorable a las resonancias de un artista cuyo registro musical va de lo sagrado a lo profano, del dolor de la orfandad (“Motherless Children”) al "doble sentido" y la picaresca (“Chocolate Man”) a través de interpretaciones que ponen de manifiesto su experiencia de músico curtido en el camino.  Su formación como actor de teatro y televisión (alguna vez fue Robert Johnson sobre un escenario) es evidente a la hora de dirigirse al público o de dramatizar las circunstancias que dieron origen a muchas de sus canciones. Su manejo de la guitarra es impecable, de una economía y efectividad que le debe mucho al estilo de vida que lleva, a la necesidad que tiene el artista itinerante de hacerse de un arsenal de acordes y licks que le permitan pasar de una canción a otra, noche tras noche, sin distraerse en arreglos que pudieran restarle cierta contundencia a la interpretación, pero sin el riesgo de caer en la simplicidad de un repertorio casi  indiferenciado.
   Ahora Stefan Grossman acaba de producirle un dvd –Guy Davis: Teller of Tales (Guitar Artistry Series)- que constituye una soberbia introducción a su mundo musical, con canciones de belleza innegable (“Going Back to Silver Spring”, “HoneyBabe”, “Tell me where the road is”) y de una fuerza rítmica que lo emparenta con Charley Patton y Son House sin menoscabo de su propia personalidad. Aquí la  grabación es en directo y  cada nota es esencial. Los titubeos a la David Bromberg son impensables. Para decirlo con Rory Block: “Better put the guitar down…/if you can’t get the sound.”
   Quizás valga la pena destacar, por último, la importancia de lo comentado por Davis en algunos de los segmentos de entrevista que preceden a cada canción, pues sus relatos van desde el acoso sufrido por sus mayores en manos de grupos supremacistas durante los tiempos de la segregación, hasta la relación más bien conflictiva que muchos miembros de la comunidad negra sostienen con el "country blues". Davis nos recuerda que  la revaloración de los viejos maestros durante la década de los sesentas fue obra de jóvenes blancos, muchos de ellos universitarios, para luego hacer una pausa en la discusión con una frase irreprochable: "La música nos pertenece a todos."

http://youtu.be/GIsqu-18T0Y

viernes, 27 de mayo de 2011

BOBBY RUSH ACUSTICO: RAW



La música de Bobby Rush es una excelente combinación de blues, funk y soul que sus espectáculos en vivo enriquecen con una sana expresión de humor grueso, picardía y vulgaridad. "Raw", su primer disco acústico, es más bien otra cosa, una feliz anomalía en la carrera de un músico de prestigio indudable aunque restringido a un círculo que se ha ido acrecentado desde que se le viera en uno de los documentales de la serie dedicada al blues, producida por Martin Scorsese y con la participación de Wim Wenders y Clint eastwood entre otros.
   Decir que en este Bobby Rush acústico se da lo mejor del blues es casi un pleonasmo. La voz de este maestro comprende un abanico de sensaciones y experiencias que van de la lujuria al abatimiento existencial, del gozo vital e indiscutible a la crítica de las instituciones que mantienen marginada a su raza, del extrañamiento que le produce la actitud contemplativa de un anciano frente a las miserias de la vida al desparpajo con que nos presume sus múltiples conquistas amorosas, "my woman, my girlfriend and my wife", en una vena muy a lo Lightinin' Hopkins.
   Sorprenden la economía y la amplitud expresiva que este músico logra con un mínimo de instrumentación, lo conciso de su técnica guitarristica, el tono inconfundible de su armónica y la solidez de su ritmo (puro foot stompin'!). Con excepción del músico que lo acompaña en el dobro durante un par de canciones y de una banda en un "bonus track" eléctrico -la graciosísima "Bobby Rush for President"- "Raw" es un trabajo en solitario, personal y contundente de principio a fin.
  A diferencia de otros gigantes del blues como Ari Eisinger o Woody Mann, dedicados a la transcripción métodica y exacta de tantos clásicos -el diagrama como punto de partida hacia una interpretación siempre admirable-, podríamos decir que  Bobby Rush ya trae consigo esa historia, la mirada y los pocos acordes que en verdad necesita para expresarse de un modo inmejorable.  

















miércoles, 25 de mayo de 2011

DAVID BROMBERG: "DEMON IN DISGUISE"




Este DVD representa la intromisión de un músico más bien mediocre en un territorio ocupado por artistas de la talla de un Geoff Muldaur, de un Pat Donahue, o de un Ernie Hawkins: una triste anomalía en el exquisito catálogo de la "Guitar Artistry Series".
   Y es que en Bromberg se da el síndrome del artista que es incapaz de compensar alguna deficiencia técnica con un mínimo de personalidad, con un poco de chispa, con algo que aligere las muchas limitaciones que uno cree advertir en él. Decir que Bromberg canta, cuando lo que hace es balbucear, es concederle demasiado privilegio a la imaginación; decir que es un virtuoso de su instrumento, como pretenden algunas almas piadosas, es elevar a la categoría de delirio las insufribles pretensiones de la corrección política, esa "buena onda" que aspira a un mundo de personas y escenarios indistintos en su gris nivelación.
   Sorprende el aplomo con que Bromberg se atreve a perpetrar una "versión" de "Chump Man Blues" cuando en ese mismo sello se han editado las interpretaciones siempre espléndidas de Ari Eisinger y Woody Mann. Sorprende el alto grado de narcisismo con que se describe a sí mismo en una buena canción de su propia autoría, "Demon in Disguise" ("Un demonio disfrazado", uy!), cuando minutos después, en el fragmento de entrevista que antecede a "Hey Bob" de Big Bill Broonzy, alude a los pruritos morales que en su adolescencia le hicieron posponer el aprendizaje de la  letra de esa canción -inapropiada para tan tierna edad- y conformarse con una versión instrumental. Tuvieron que pasar algunos años para por fin atreverse... Y se dice blusista!
   Por lo que respecta al resto del material sólo me queda decir que Bromberg falla con Blind Blake, falla con Ray Charles y falla con el Rev. Gary Davis. El tono de su guitarra, esa cualidad que a tantos músicos extraordinarios les lleva años desarrollar, es irremediablemente seco, duro, refractario a toda hermosura y emoción; de una consistencia tan viscosa que ya quisiera inexistente para poder pecar por omisión.
   No está de más decir que su falta de ritmo, de amor al detalle y de sutileza instrumental son tan notorios como vistosa es la guitarra que luce a lo largo del video: una Martin "David Bromberg" Signature Series, cuyo precio, elevadísimo, nos parece inversamente proporcional a su talento.

lunes, 23 de mayo de 2011

BARBECUE BOB: ATLANTA TWELVE STRING GUITAR BLUES


Y ya que mencionamos a Barbecue Bob (Robert Hicks) en la entrada anterior, no estará de más recomendar las grabaciones que puedan encontrarse de este maestro de la guitarra de doce cuerdas. Existe una antología de su trabajo en  la venerable Yazoo Records y una reunión de toda su obra en la no menos venerable y sumamente importante Documents Records (tres volúmenes.) Y aunque lo primero que debiera hacer el interesado es conseguirse la antología de Yazoo, con Barbecue Bob ocurre lo que con otros músicos de gran calibre -Bo Carter, Blind Boy Fuller-: al poco rato quiere uno oirlo todo.
   BBQ Bob toca la guitarra con fuerza, su ataque ha sido denominado percusivo, canta con potencia y convicción y su repertorio es variado y sugerente, muy lleno de matices. Un representante fuera de serie del llamado Georgia Blues.

DOC Y MERLE WATSON: "Sittin' Here Pickin' the Blues"




El "Bluegrass" es un género por el que siento una enorme admiración, pero al que no me acerco de manera frecuente por obvias razones: ni la extensión de su catálogo se aviene a la brevedad de la vida, ni mis otros intereses musicales me permiten adentrarme de manera constante por ese camino. Como que me voy resignando a la adquisición ocasional de alguna excelente grabación, al virtuosismo de algun artista de moda quizás poco representativo de este estilo -Allison Krauss, Dixie Chicks-, o a la sorpresa que me tenga reservada la incursión en una tienda de discos.
   Y fue de paso por una librería como pude conseguirme esta joya de Doc y Merle Watson: "Sittin' Here Pickin' the Blues" (Rounder, 2004). Se trata de una versión aumentada y remasterizada del clásico "Pickin' the blues" que este dúo produjera para el sello Flying Fish Records. Esta nueva edición es generosa en cuanto al número de canciones que la conforman (veinte), así como en las notas que detallan  las circunstancias que rodearon las sesiones de grabación o el impacto que este material llegó a tener en la formación y en la sensibilidad de sus intérpretes. El repertorio, ni que decir tengo, es de altísimo nivel. Conmueven los homenajes a Mississippi John Hurt, las versiones de clásicos indiscutibles de Jimmy Rodgers, Leroy Carr y Barbecue Bob, y las adaptaciones hechas por Doc Watson de melodías tradicionales que en su voz y en su guitarra -para no hablar de talentosísimo Merle y demás músicos que los acompañan- son en verdad un puro diamante, un gozo total de principio a fin. Un disco esencial.

martes, 17 de mayo de 2011

RORY BLOCK: "THE MENTOR SERIES"



Es sin duda impresionante el grado de madurez alcanzado por Rory Block en sus tres discos más recientes: "The Lady and Mr Johnson" (2006), "Blues Walkin' like a Man" (2008) y "Shake'em on down" (2011). Estas grabaciones, inscritas en un proyecto mayor denominado "The Mentor Series", constituyen un clara exhibición de estilo, aplomo y contundencia musicales por parte de una artista entregada a su oficio con la perseverancia y el entusiasmo que toda noble vocación exige. En ellos se documentan, además de su enorme valor como intérprete y compositora, la muchas horas de práctica invertidas en el dominio de su instrumento, los años dedicados a la audición atenta y a la transcripción paciente de una buena parte del repertorio de los grandes maestros (Johnson, House y McDowell), así como las "tablas" adquiridas a través de tantísimos conciertos alrededor del mundo; todo un destilado de disciplina, talento y sabiduría en tres obras redondas, compactas y de una intensidad y vitalidad fuera de serie.
   No está de más recordar que el camino musical emprendido por Rory Block, su amor por el blues acústico, estuvo erizado de dificultades casi desde sus inicios, y que no faltó quien con buena o mala fe cuestionara la "viabilidad" de un proyecto musical tan al margen de la moda y con tan pocas probabilidades de "éxito". Pero aquella adolescente de los años sesenta, de fuerte personalidad, habría de perseverar "en lo suyo" hasta llegar a ser una de las figuras esenciales en la escena del blues acústico contemporáneo. Por más que algunos le recomendaran otra cosa...

http://youtu.be/twaB5LD6Sy0

lunes, 9 de mayo de 2011

Waxwing John: "Willie Brown's Liquor"




Quienes hayan tenido el gusto de seguir la trayectoria musical de Waxwing John a través de sus múltiples videos en YouTube, no dejarán pasar de largo la oportunidad de escuchar su más reciente disco - acaso el único suyo editado hasta la fecha: "Willie Brown's Liquor".
   El material que le da forma a este compacto incluye versiones de clásicos ineludibles ("Mississippi Blues", "Broke Down Engine"), así como de algunas joyas más bien oscuras ( "Good Boy Blues") que en la voz y en la guitarra de Waxwing John adquieren un matiz y un sello propios en estricto apego a esa norma  que el blues le exige a sus intérpretes por tratarse, más que nada, de un estilo que conlleva altas dósis de improvisación: apropiarse, recrear por entero una canción. Y es desde este punto de vista que Waxwing John cumple con su cometido hasta  en aquellas canciones más problemáticas ("M&O Blues", "Future Blues", impensables sin la voz de Willie Brown) y que aquí mencionamos  para dar un ejemplo de la variedad y el nivel de exigencia al que tuvo que enfrentarse este artista con el fin de materializar este disco de producción y diseño impecables. Creo que no está de más señalar que Waxwing John es un erudito en muchos de los temas relacionados con los orígenes y la época dorada del blues acústico, y que algo de esta cualidad  se refleja en las notas que acompañan el índice de canciones.
   Sin estar a la altura de un Ari Eisinger o de un Steve James -él mismo ha declarado no ser siquiera un músico semiprofesional- "Willie Brown's Liquor" de Waxwing John es un trabajo discográfico altamente estimable y muy recomendable.
  

miércoles, 9 de febrero de 2011

Steve James en San Diego


Estoy escuchando el disco más reciente de Steve James, "Short Blue Stories" (Hobemian Records) y siento que no puedo dejar de mencionar, aunque sea muy brevemente, el extraordinario concierto que presentó el domingo 16 de enero en la tienda de instrumentos musicales "Old Time Music" de San Diego, California. La escasa asistencia de público (el blues acústico no es muy popular por estos rumbos) no influyó para nada en el ánimo de este maestro de la guitarra y el slide, quien esa noche se dio vuelo en su desempeño como músico y como un auténtico narrador de historias. Las extrañas amistades circenses,  la visita a la tumba de Blind Lemon Jefferson, los años de aprendizaje con Furry Lewis y la vida en un poblado casi inexistente de Texas, fueron una parte de ese tejido más ámplio de anécdotas que James iría intercalando entre canción y canción, evidenciando el origen de muchas de sus creaciones, la natural correspondencia entre lo que se vive y lo que se canta. Fue un privilegio verle actuar en un espacio de intimidad equivalente a la sala de nuestra casa, a esa mínima distancia "permitida" entre público y artista, la distancia de un saludo o, para ser más precisos, la de un aplauso. "Latex Road", "The Original High/Low Stomp", "Birmingham Steel" y "Talco Girl" fueron números sobresalientes del material interpretado esa noche. Y aquí termino. Voy a escuchar de nuevo "Reckon I Did".

miércoles, 12 de enero de 2011

Paul Geremia



Paul Geremia es considerado un tesoro nacional en los Estados Unidos y el máximo exponente del Piedmont Blues en nuestros días. Artistas de la talla de  John Hammnond y de Mary Flower se han prodigado en elogios hacia este músico que eligió vivir la vida de un "bluesman" en su verdadera dimensión romántica y sin conceder ni un ápice de su integridad artística ante cualquier exigencia de tipo comercial que pudiera afectar la calidad de su arte. Su vida tiene un cierta aureola de leyenda, acicateada por ese no saberse estar quieto, por un temperamento de músico itinerante que lo ha llevado a recorrer las autopistas de su país en medio de la lluvia y el frío -"en el terror del desamparo"- hacia el próximo escenario.
  En lo que a mí concierne, sólo puedo afirmar que Paul Geremia es de uno de mis músicos preferidos -al lado de Ari Eisinger, Roy Book Binder y Rory Block- y que casi no hay día que no lo escuche.  Geremia lo tiene todo:  técnica, inspiración, agudeza (eso que en inglés se dice wit) y compromiso político. Ahora mismo estoy escuchando una autentica maravilla salida de su pluma: “Same old wagon”, del disco “The Devils Music”. Qué melodía, qué letra! Una canción sin fisuras, con ese aire intemporal de las mejores canciones, con esa familiaridad de las canciones clásicas: “ If I was deaf, dumb and blind/I could do more for you/than all those lames/that chase you around.”
  Paul Geremia es además de gran guitarrista, uno de los ejecutantes más notables de la "rack-harmonica" y un consumado maestro de la guitarra de doce cuerdas. Su versión de "Rising River Blues" tiene que ser una de las más bellas canciones que se hayan escuchado jamás.


martes, 4 de enero de 2011

Explicándome a Robert Johnson

El carácter legendario de Robert Johnson lo ha situado de manera incuestionable por encima de cualquier comentario que intente subestimar su obra  o poner en duda el peso de su influencia en muchos de  los blusistas que le sucedieron. Las grabaciones que constituyen su legado son una pieza fundamental del sonido “Delta” y quizás el monumento más imponente de esa tradición. Robert Johnson es todo un género dentro del Blues; una enorme figura que lo mismo satisface a los espíritus deseosos de ahondar en un mundo sublunar de negociaciones satánicas que a los interesados en las más oscuras maneras de afinar una guitarra.
   Mi trato con su música, desde mi humilde papel de oyente, ha sido a veces accidentado, con aproximaciones y distanciamientos casuales, pero sin llegar nunca a una indiferencia vil o a un desdén injustificado que en caso de ejercerse harían de mí el único perjudicado. El entusiasmo inabarcable que experimento al escuchar "Milkcow's Calf Blues", "Terraplane Blues" o "Traveling Riverside Blues" tiene su inevitable contrapeso en esa estimación más bien cautelosa a que me obligan otras zonas de su repertorio -"Last Fair Deal Gone down", "When You got a Good Friend"- por razones que a veces ni a mí me quedan claras y que sin duda importarán muy poco cuando mañana esas mismas canciones se conviertan en mis clásicos. 
   Resumiendo: admiro a Robert Johnson, aunque no siempre me produzca ese escalofrío  en la espalda que nos dice que una obra de arte está viva y manifestándose de forma rotunda.