Son House

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miércoles, 12 de enero de 2011

Paul Geremia



Paul Geremia es considerado un tesoro nacional en los Estados Unidos y el máximo exponente del Piedmont Blues en nuestros días. Artistas de la talla de  John Hammnond y de Mary Flower se han prodigado en elogios hacia este músico que eligió vivir la vida de un "bluesman" en su verdadera dimensión romántica y sin conceder ni un ápice de su integridad artística ante cualquier exigencia de tipo comercial que pudiera afectar la calidad de su arte. Su vida tiene un cierta aureola de leyenda, acicateada por ese no saberse estar quieto, por un temperamento de músico itinerante que lo ha llevado a recorrer las autopistas de su país en medio de la lluvia y el frío -"en el terror del desamparo"- hacia el próximo escenario.
  En lo que a mí concierne, sólo puedo afirmar que Paul Geremia es de uno de mis músicos preferidos -al lado de Ari Eisinger, Roy Book Binder y Rory Block- y que casi no hay día que no lo escuche.  Geremia lo tiene todo:  técnica, inspiración, agudeza (eso que en inglés se dice wit) y compromiso político. Ahora mismo estoy escuchando una autentica maravilla salida de su pluma: “Same old wagon”, del disco “The Devils Music”. Qué melodía, qué letra! Una canción sin fisuras, con ese aire intemporal de las mejores canciones, con esa familiaridad de las canciones clásicas: “ If I was deaf, dumb and blind/I could do more for you/than all those lames/that chase you around.”
  Paul Geremia es además de gran guitarrista, uno de los ejecutantes más notables de la "rack-harmonica" y un consumado maestro de la guitarra de doce cuerdas. Su versión de "Rising River Blues" tiene que ser una de las más bellas canciones que se hayan escuchado jamás.


martes, 4 de enero de 2011

Explicándome a Robert Johnson

El carácter legendario de Robert Johnson lo ha situado de manera incuestionable por encima de cualquier comentario que intente subestimar su obra  o poner en duda el peso de su influencia en muchos de  los blusistas que le sucedieron. Las grabaciones que constituyen su legado son una pieza fundamental del sonido “Delta” y quizás el monumento más imponente de esa tradición. Robert Johnson es todo un género dentro del Blues; una enorme figura que lo mismo satisface a los espíritus deseosos de ahondar en un mundo sublunar de negociaciones satánicas que a los interesados en las más oscuras maneras de afinar una guitarra.
   Mi trato con su música, desde mi humilde papel de oyente, ha sido a veces accidentado, con aproximaciones y distanciamientos casuales, pero sin llegar nunca a una indiferencia vil o a un desdén injustificado que en caso de ejercerse harían de mí el único perjudicado. El entusiasmo inabarcable que experimento al escuchar "Milkcow's Calf Blues", "Terraplane Blues" o "Traveling Riverside Blues" tiene su inevitable contrapeso en esa estimación más bien cautelosa a que me obligan otras zonas de su repertorio -"Last Fair Deal Gone down", "When You got a Good Friend"- por razones que a veces ni a mí me quedan claras y que sin duda importarán muy poco cuando mañana esas mismas canciones se conviertan en mis clásicos. 
   Resumiendo: admiro a Robert Johnson, aunque no siempre me produzca ese escalofrío  en la espalda que nos dice que una obra de arte está viva y manifestándose de forma rotunda.